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Antología poética
¦è¯Z¤ú»yĶ³¯¾¤¸Ö¿ï
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traducido del
chino por
Yu-Chin Li
&
Rachid Lamarti
Taipei: BOOKMAN BOOKS LTD¡E2019
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INDICE [extractos]
Impresión de mar¡]®üªº¦L¶H¡^ Amante¡]±¡°ü¡^ Pisadas en la nieve¡]³·¤W¨¬¦L¡^
El amante de la mujer del mago¡]Å]³N®v¤Ò¤Hªº±¡¤H¡^ Nana animal¡] °Êª«·nÄx
¦±¡^Aguacero¡]ÆJ«B¡^ En una ciudad alarmada por una serie de terremotos¡]¦b¤@Ó³Q³sÄò¦a¾_©ÒÅåÀ~ªº«°¥«¡^
La montaña distante¡]»·¤s¡^ Febrero¡]¤G¤ë¡^ Dictadura¡]¿Wµô¡^
La pared¡]Àð¡^Primavera¡]¬K¤Ñ¡^ Río de sombras¡]³±¼vªºªe¬y¡^ En los márgenes de la isla¡]®qÀ¬Ãä½t¡^
Sinfonía bélica¡]¾Ôª§¥æÅT¦±¡^ Música mobiliar¡]®a¨ãµ¼Ö¡^ Pez nocturno¡]©]¶¡³½¡^
¡@
Tango para envidiosos¡]µ¹¶ú§ªªÌªº±´¤à¡^ Mantel del desayuno de un entomólogo solitario¡]©t¿W©øÂξǮaªº¦À\®à¤y¡^
¡Xhaikus modernos¡]¤p¦t©z¡G²{¥NÖ¥y¡^¡@
Chen Li
¡]³¯¾¤¡^nació en 1954 en Hualien, a orillas del océano Pacífico, en la costa oriental de Taiwán. Rodeada de verdes montañas,
Ha publicado una
veintena de poemarios, ensayos y traducciones y ha recibido numerosos premios.
Con la colaboración de su esposa,
Chang Fen-ling, ha traducido al chino mandarín a Heaney, a Neruda, a Paz y a
Szymborska. Sus poemas se han traducido al japonés,
al coreano, al croata, al alemán, al inglés, al francés y al holandés. Hasta hoy
eran inéditos en español.
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*
¡§Chen
Li es uno de los poetas más innovadores y emocionantes que escribe en chino hoy
en día. Desde la sátira intensamente lírica a la social, su trabajo es testigo,
por un lado, de los cambios históricos que han transformado al Taiwán
contemporáneo, y, por el otro lado, de un exuberante espíritu de experimentación
poética.
La poesía de Chen Li no solo personifica la búsqueda agridulce de identidad
cultural de Taiwán, sino que, sobre todo, es un testimonio elocuente de la unión
feliz
de lo personal y lo político, la vanguardia artística y la literatura de
conciencia¡¨.'
¡XMichelle Yeh, Universidad de California, Davis
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¡§Chen Li aplica la estética poética
occidental a temas de importancia para Taiwán. Se inspira no solo en las
literaturas inglesa y estadounidense, sino también
en la literatura latinoamericana, lo que hace que su estilo único y actual de
escritura sea una combinación de desenfreno y delicadeza, de audacia y ternura¡¨.
¡XYu Kwang-chung, poeta y
traductor
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¡§poesía..., un mundo autosuficiente de
belleza y orden que es mágico. Es precisamente esta magia en el lenguaje y la
forma lo que caracteriza la poesía de Chen Li¡¨.
¡XCambridge
historia de la literatura china
¡§Chen Li, descubierto a través de estas
traducciones, se nos muestra como ingeniero, arquitecto... y electricista de lo
poético. Una obra que destruye preconcepciones,
dibuja media sonrisas. El poeta pareciera haberse entregado a Eros en su
relación con lo real. Y se mueve como pez en el agua por variadas formas y
extensiones.
Preciso, su osadía es hermana de un lúdico vitalismo, un ingenio desbordante que
también sabe indagar a través de la contención¡¨.
¡XEva Chin, poeta, revista de poesía Nayagua
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Impresión
de mar¡]®üªº¦L¶H¡^
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Enredándose en una cama gigantesca,
a la vista de nadie, la mujerzuela
y su amante, todo el día
una gran manta de agua empujan blanquiazul
de
aquí
para
allá
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Amante¡]±¡°ü¡^
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Mi amada
es una guitarra de cuerdas destensadas.
Oculta dentro del estuche, los rayos lunares
no alcanzan su cuerpo pulido.
La abrazo de vez
en cuando,
suavemente,
acariciando su gélida nuca.
La mano izquierda rasga las cuerdas; arpegia la derecha,
y la afina de varios modos.
Luego se tensa hasta ser una
verdadera
arpa de seis cuerdas que
propaga
su
ignífera belleza.
Pero, al empezar a tocar,
se quebrarán
de súbito las cuerdas.
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Pisadas en la nieve¡]³·¤W ¨¬¦L¡^
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El frío produce sueño,
hondo
sueño, suave
como cisne al tacto.
Donde la nieve es blanda se imprimen en blanco
garabatos, blanca
tinta,
movido por el ánimo y el frío
garabatea
la blanca nieve.
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El amante de la mujer del mago¡]Å]³N®v¤Ò¤Hªº±¡¤H¡^
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¿Cómo puedo explicarte este paisaje del desayuno?
El zumo de naranja cae del árbol rutáceo, y afluye como río hasta la copa;
dos gallos hermosos se transfiguran en emparedados.
El sol siempre sale por el otro lado de la cáscara del huevo, sin importar
el olor poderosísimo a luna. Mesa y sillas acaban de recortarse del bosque cercano;
aún puedes oír los alaridos de las hojas. Quizá las nueces se escondan debajo
de la alfombra, ¿quién sabe? Sólo la cama se mantiene firme.
Pero ella, la mujer del mago, cuya inconstancia mana del escepticismo
de la gente, es una entusiasta de la fuga de Bach. No puedes sino
emularla, perseguirla toda la noche en fuga
(soy yo quien corre a la zaga hasta extenuarme).
Temo que cuando ella despierte tocará el órgano, beberá café, hará gimnasia.
¡Ay, quién sabe si lo que se cuece en el sombrero es café?
Tal vez, el siguiente loro gárrulo y liróforo, sea yo.
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Nana animal¡] °Êª«·nÄx¦±¡^
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Deja que el tiempo se fije como mancha de leopardo.
Un ave acuática muerta de fatiga, cuyas lágrimas parecen flechas
deseosas de aterrizar, resbala sobre el agua.
Éste es el jardín, el jardín sin música, donde el grisáceo
elefante pasa pesadamente a tu lado y te pide
proteger la colmena, la colmena sin abejas.
Recogeré el rocío por la noche y por la hierba desvestida,
cuando las estrellas traspongan cielo arriba la jirafa en el umbral.
Deja que las madres amamantadoras se alejen de sus bebés
como una gata que se arquea al fin y no insiste más
en el color abstracto del amor, en la altura abstracta de los sueños,
porque éste es el jardín, el jardín sin música.
No imites los ronquidos de los torpes burros que desfilan.
Deja que el tiempo contenga la respiración como oso que finge
morir en silencio, flores níveas golpeando sus pestañas, mariposas.
La placa limpiaré de la puerta, por la boyeriza y por las golondrinas sin aleros,
cuando el grisáceo elefante pase pesadamente a tu lado
y te pida reparar la columna rota, la columna rota sin tristeza.
Éste es el jardín, el jardín sin música. Las águilas que cazan
en círculos, los perros de presa, no corras como frente
de ángel, tan amplia que cabrían cincuenta castillos y setecientos carros.
Deja que los niños alejados de sus madres regresen a ellas,
como mitos o viejas religiones reverdeciendo y enterrados tanto tiempo.
Alabaré y rezaré a los árboles frutales, árboles frutales de frutos caídos.
Deja que el tiempo se fije como mancha
de leopardo,
flores níveas golpeando sus pestañas, mariposas.
De los leones dormidos profundamente no despiertes la ira.
Éste es el jardín, el jardín sin música, donde el grisáceo
elefante pasa pesadamente por tu lado y te pide
que sus huellas borres con barro.
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¡]197
7¡^ ¡÷INDICE ¡÷¤¤¤åì¸Ö¡@
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Aguacero¡] ÆJ«B¡^
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Crueles como los murciélagos de la
noche anterior;
batiendo, alas gigantes, irrumpen de improviso
en las puertas de aluminio y las ventanas del sueño
para alojar sin piedad un mal presagio en la boca del mediodía:
chillidos¡X
a tu alrededor el tiempo se licua y agarrota,
los senderos se entrecruzan,
el miedo a perderse se empapa más rápido que el suelo:
ojalá mi mundo fuese más pequeño que una bolsa de golosinas,
macizo más que el vidrio frágil.
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En una ciudad alarmada por una serie de terremotos
¡]¦b¤@Ó³Q³sÄò¦a¾_©ÒÅåÀ~ªº«°¥«¡^
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En una ciudad alarmada por una serie de terremotos, escuché
a mil pravos chacales decir a sus cachorros
«Madre, erré.»
Oí llorar al juez y arrepentirse al sacerdote. Oí los grilletes
salir volando de los periódicos y las pizarras cayendo en un pozo negro. Oí
a los eruditos deponer sus azadones, a los campensinos quitarse las gafas,
a obesos comercitantes desprenderse de sus ropas de mantequilla
y esparadrapo, capa a capa.
En una ciudad alarmada por una serie de terremotos,
vi a proxenetas devolviendo de rodillas las vaginas a sus hijas.
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¡÷¤¤¤åì¸Ö¡@
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La montaña distante¡]»·¤s¡^
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La montaña distante se aleja más y más.
Érase una vez cabe las mañanas de la infancia,
siguiendo los nuevos ideales que nacen a diario,
la bandera se izó en el corazón del asta como canción matutina.
Éranse una vez las gradas del estadio de béisbol, la insignia en el pecho,
el biombo de los sueños, una alcancía de lágrimas.
La montaña distante crece contigo y te ve envejecer.
Entre el horizonte y el viento de la tarde.
Entre el crepúsculo y la suciedad del mundo.
Tras las casas, los coches, las cuerdas, los cuchillos, toda suerte
de ladrillos regulares e irregulares¡X
las montañas distantes conversan con las montañas distantes.
Te dicen los silencios lo que nunca ha sido dicho.
La montaña distante, estando enamorado,
acorta de noche la distancia.
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Febrero¡]¤G¤ë¡^
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Los disparos desaparecen entre la bandada de las aves del ocaso.
Los zapatos de los padres ausentes.
Los zapatos de los hijos ausentes.
Los pasos que por la mañana vuelven con cada cuenco de arroz caldoso.
Los pasos que a la hora del crepúsculo vuelven con cada jofaina de agua.
El cabello negro de las madres ausentes.
El cabello negro de las hijas ausentes.
Rebelados contra el régimen extranjero gobernante.
Violados por la patria entre los brazos de la patria.
Miscantos. Cardos. Campo. Gritos.
El calendario de otoño ausente.
El calendario de primavera ausente.
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Dictadura¡]¿Wµô¡^
agentes que modifican la
Gramática a su antojo
el singular adquiere los hábitos del plural
objetos que se visten de sujetos
ansían las desinencias del futuro durante su juventud
de viejos se embriagan con las del pasado
no precisa traducción
rechaza la flexión
estructura oracional fija
estructura oracional fija
estructura oracional fija
el único verbo transitivo: reprimir
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La pared¡]
Àð¡^¡@
Nos oye llorar.
Nos oye susurrar.
Nos oye rasgar el tapiz,
las respiraciones, los ronquidos y las
toses inmensos,
las respiraciones inmensas, los ronquidos y las toses,
los sonidos que nunca escuchamos.
La pared tiene oídos.
La pared es un historiador silencioso.
Le damos los clavos
en memoria de los sombreros, las llaves y los abrigos ausentes.
Le damos las grietas
donde cobijar amores torcidos, rumores y escándalos.
En ella cuelga el reloj.
En ella cuelga el espejo.
En ella cuelgan las sombras de los días perdidos,
los sueños hundidos en las marcas del pintalabios.
Le damos espesor.
Le damos peso.
Le damos silencio.
La pared tiene oídos.
Apoya nuestra fragilidad su existencia inmensa.
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Primavera¡]¬K¤Ñ¡^
ah,
Mundo, de nuevo
tornaron nuestros corazones
lícita y saludable la lujuria
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Río de sombras¡]³±¼vªºªe¬y¡^
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Todos los días, en nuestras tazas de té
discurre un río de sombras.
Las marcas borrosas de carmín
señalan algo una y otra vez desvanecido,
ambas orillas del río.
El aroma del té colma el aposento y nos adormece.
Quizá bebemos tiempo,
quizá a nosotros mismos,
quizá a nuestros padres vertidos en las tazas.
Halamos del fondo obstruido de las tazas
paisajes del año pasado,
los jazmines que llenaban las montañas,
pétalos florecientes y caídos.
Vemos hervir las frías aguas del río una vez más,
cálidas disipadoras de la oscuridad que desciende.
Sentados ante tazas iluminadas como farolillos
bebemos luego el té. Nos sentamos
en una orilla alta como un sueño,
esperando que el té se haga río,
esperando que los árboles florezcan y den frutos,
hasta que, al igual que nuestros padres, nos transformemos
en una fruta,
una camelia,
diluidos en el río de las sombras.
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En los márgenes de la isla¡]®qÀ¬Ãä½t¡^
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Chen Li leyendo el poema en chino en su ciudad natal, Hualien¡@
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En un mapa del mundo con escala de uno
a cuarenta millones,
nuestra isla es un botón amarillo incompleto
y suelto sobre un uniforme azul.
Mi existencia es ahora un hilo transparente,
fino más que telaraña, cruzando mi ventana con vistas
al mar, cosiendo la isla al océano con
fuerza.
En el borde de los años solitarios, grieta
entre los años nuevos y los viejos años,
el pensamiento es como un libro especular
que congela las ondulaciones del
tiempo.
Al hojearlo, verás las páginas borrosas
del pasado, un parpadeo brillante en el espejo.
Otro botón secreto
como una grabadora invisible
adherida a tu pecho:
tu memoria individual y la de toda la raza humana,
al grabarse superpuestas, mezclan en la cinta
amor y odio, sueño y realidad, sufrimiento y alegría.
¡@
Es el sonido del mundo
lo que escuchas ahora:
tu corazón latiendo y el de todos los vivos
y el de todos los muertos. Si gritas
con todo tu corazón, los muertos y los vivos
te hablarán claro.
En los márgenes de la isla, donde
confluyen
el sueño y la vigilia,
mi mano agarra mi existencia como una aguja,
atraviesa el botón amarillo, redondo,
pulido
por los isleños, perfora con fuerza
el corazón de la tierra tras el uniforme azul.
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Sinfonía bélica¡]¾Ôª§¥æÅT¦±¡^
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¡ô Ver una animación
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¡]1995¡^¡÷INDICE
¡÷¤¤¤åì¸Ö
Nota:
Caligrama o poema visual. El
sinograma
§L¡]bīng¡^significa
¡¥soldado¡¦.
Si a
§L
se le sustrae uno de sus dos
trazos inferiores, se obtiene el sinograma
¥â¡]pīng¡^o
el sinograma
¥ã¡]pāng¡^,
voces onomatopéyicas con que el poeta produce ruido de disparos y cuyas
formas remedan la figura de un soldado paticojo. El sinograma¥C¡]qiū¡^significa
¡¥colina¡¦ o ¡¥túmulo¡¦.
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Música mobiliar¡]®a¨ãµ¼Ö¡^
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leo en la
silla
escribo en la mesa
duermo en el suelo
sueño al lado del armario
bebo agua en primavera
(el vaso está en el armario de la cocina)
bebo agua en verano
(el vaso está en el armario de la cocina)
bebo agua en otoño
(el vaso está en el armario de la cocina)
bebo agua en invierno
(el vaso está en el armario de la cocina)
abro la ventana y leo
enciendo la lámpara de la mesa y escribo
corro las cortinas y duermo
despierto dentro de la habitación
dentro de la habitación está la silla
y los sueños de la silla
dentro de la habitación hay una mesa
y los
sueños de la mesa
dentro de la habitación está el suelo
y los sueños del suelo
dentro de la habitación hay un armario
y los sueños del armario
en las canciones que escucho
en las palabras que digo
en el agua que bebo,
en el silencio que dejo
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Pez nocturno¡]©]¶¡³½¡^
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de noche soy un pez
al no tener nada, nado en la abundancia y libre
anfibio, de repente
¿el vacío? el vacío
vacío como el infinito espacio exterior
dentro de una noche más prieta y húmeda que tu vagina
nado en libertad
sí, el universo es mi ciudad
atalayadas desde cualquiera de nuestras piscinas municipales
Europa no es más que un trozo de panceta reseca
y Asia, un cuenco desconchado de té junto a una fétida zanja
colmad vuestro dulce amor familiar
colmad las insípidas aguas de vuestras moral y ética
colmad el agua de baño que cambiáis cada dos días
soy un anfibio que no posee
nada ni teme nada
habito el vasto universo,
habito tus sueños noche y día
bañista que capea temporales
nado a lo largo de tu cielo,
cruzando la vida y la muerte que nunca podrás rehuir
¿aún te jactas de tu libertad?
ven y reconoce a un pez
reconoce a un pez cósmico que nada en la abundancia
y libre, de repente, por tu abandono
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¡]1994¡^¡÷INDICE
¡÷¤¤¤åì¸Ö
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Tango para envidiosos¡]µ¹¶ú§ªªÌªº±´¤à¡^
Si abrazaras el amor como si fuera un
lavavajillas,
y despreciaras los platos con restos de grasa que otras
lenguas lamieron, donde cortaron tenedores y cuchillos
ajenos. Abre el grifo y libera el agua.
El mejor detergente es el olvido, sólo recuerda
las partes gloriosas, bellas, rutilantes,
pues los recipientes, en especial los de porcelana,
son frágiles. Lávalos, sécalos, y parecerán nuevos,
como si mañana a la hora del desayuno nada hubiese pasado.
Cuando la vida se acerca o ha pasado
el mediodía, vuelve a ti la angustia juvenil,
y descuelgas el teléfono para llamarla en vano,
inquieto, suspicaz, llamas una y otra vez
a amantes rivales invisibles, y una y otra vez (oh, qué magnífico
aparato de comunicación) esa persona, la que te responde,
es la tarde vacía, tan vacía como un cuenco.
Desenchufa entonces el lavavajillas por un tiempo,
engulle los cables telefónicos que te enredan en una masa de fideos,
mójalos en la salsa de soja de la venganza imaginaria.
El lavaplatos pronto eliminará la fealdad.
¡@
Pero la noche oscura es un lavaplatos aún mayor.
Cuando vajillas y cuberterías tristes del pasado se abalanzan hacia ti,
luces de estrellas indelebles se adhieren bajo el plato.
Ah, no prestes atención al ruido de la máquina en funcionamiento,
el persistente sonido del universo apartado.
Sé indiferente a la sombra de raspa de pescado que te rodea.
Si ella no está a tu lado,
querrás sacarte del corazón esas espinas,
componer con ellas, una a una, nuevos versos.
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Mantel del desayuno de un entomólogo solitario
¡]©t¿W©øÂξǮaªº¦À\®à¤y¡^
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Nota:
Poema visual, basado en la
morfología de los sinogramas, y por ende de imposible traducción.
Componen el poema sinogramas con la clave semántica
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Microverso¡Xhaikus modernos
¡]¤p¦t©z¡G²{¥NÖ¥y¡^
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Orinar en el páramo hibernal:
estrellas acurrucadas, en la oscuridad
explotan como férvidas cascadas.
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´H¥V³¥¦a¤p«K¡G
·æÁYªº¬P¡A·t¤¤
°nµo°µ¿K¼öªºÂr¥¬
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La cancioncilla aleja la tristeza:
la península de unos senos (tan resbaladiza)
y mi corazón se demora.
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¤pºq»·¼~¶Ë¡G
¨ÅªºÌa¨¤¡]°Ú·Æ¡^
§Ú¤ß¿ð¿ð
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¡@
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Espero, te anhelo:
dado en el cubilete vacío de la noche
buscando el séptimo anverso.
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¡@
§Úµ¥Ô¡A§Ú´÷±æ§A¡G
¤@²É»ë¤l¦b©]ªºªÅ¸J¸Ì
¥ø¹ÏÂà¥X²Ä¤C±
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Dentro del viento otoñal hay alguien¡X
Quiero decir que alguien dice ver
a alguien dentro del viento otoñal.
¬î·¤¤¦³¤H¡X¡X
§Ú¬O»¡¡A¬î·¤¤¦³¤H¬Ý¨ì»¡
¬î·¤¤¦³¤H
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Acontecimiento en un solitario día
de invierno: cae un pedazo de cerumen
sobre el escritorio.
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±I¹é¥V¤é¸Ìªº«¤j
¨Æ¥ó¡G¤@¶ô¦Õ«Ë
±¼¸¨¦b®Ñ®à¤W
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Las lágrimas parecen perlas, no, las lágrimas
parecen monedas de plata, no, las lágrimas
parecen aflojados botones que deberían recoserse.
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²´²\¹³¬Ã¯]¡A¤£¡A²´²\¹³
»È¹ô¡A¤£¡A²´²\¹³
ÃP¸¨«áÁÙnÁ_¦^¥hªº¶s³§
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Una fina cascada cuelga de la ladera de la montaña.
Susurros de agua:
una fina cascada enfría la noche.
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¤@±ø¤pÂr¥¬Äa±¾¦b¤s¸y³B
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¤@±ø¤pÂr¥¬²M²D¤F¾ãÓ©]±ß
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Desfiles en homenaje a la Muerte:
sandalias de paseo, botas de trabajo, babuchas de dormir
zapatillas de baile...
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¦V¦º¤`P·qªº¤À¦C¦¡¡G
´²¨Bªº¾c¤l¤u§@ªº¾c¤lºÎ¯vªº
¾c¤l»RÁЪº¾c¤l¡K¡K
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*
Cada calle es un chicle:
masticar una y otra vez, pero
no ingerir.
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¨C¤@±øµó¬O¤@±ø¤f»¿}
¤ÏÂЩCÄZ¡A¦ý
¤£n¤@¦¸¦Y¥ú
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Una noche fría como el hierro.
Mutua percusión en pos del fuego,
música al ritmo de la carne.
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´H§N¦pÅKªº©]¸Ì
¤¬¬Û¼²À»¡B¨ú¤õªº
¦×Å骺ºV¥´¼Ö
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*
Toda la tristeza nocturna, a lo largo del día
se volverá arroz dorado, esperando
la siega a lo largo de otra noche de tristeza.
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©Ò¦³©]±ßªº¼~¶Ë³£n¦b¥Õ¤é
Âনª÷¶Àªº½_ÁJ¡Aµ¥Ô
¥t¤@Ó¼~¶Ëªº©]±ß¦¬³Î
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¡@
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Tabla de multiplicar para niños de bruma y nubes:
montaña por montaña igual a árbol, montaña por árbol igual a
mí, montaña por mí igual a nada¡K
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¶³Ãú¤p«Äªº¤E¤E¼ªkªí¡G
¤s¼¤sµ¥©ó¾ð¡A¤s¼¾ðµ¥©ó
§Ú¡A¤s¼§Úµ¥©óµêµL¡K¡K
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El cielo se enjuaga la boca con mar y escupe las nubes
diurnas; la noche se enjuaga la boca con estrellas
y escupe las luciérnagas del portal de tu casa.
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¤ÑªÅ¥Î®üº¤¤f¡A¦R¥X¥Õ¤éªº
¶³¦·¡F©]¥Î¬Pº¤¤f
¦R¥X§A®aªù«eªº¿Ã¤õÂÎ
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Estampar el sello:
querría pegar un trocito de tu pastel
predilecto, o unos labios.
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Brillan alrededor de tu cuello
mis ojos engarzados
en forma de collar.
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§Úªº¥Ø¥ú¦ê¦¨ªº
¤@±ø¶µÁå
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«¿Corre más rápido la hierba o el óxido?».
Alguien me lo preguntó, tras la lluvia primaveral,
junto a unos raíles abandonados.
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¡u¯ó©MÅKù×½Ö¶]±o§ó§Ö¡H¡v
¬K«B«á¡A¼o±óªºÅK¹D®Ç
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Después de batir sin parar marcas mundiales
nuestro solitario lanzador de peso, de una descarga,
ha arrojado su propia cabeza.
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§ÚÌ©t±Iªº¹]²y¿ï¤â¡A¤@Á|
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Sobre la blanca piel el lunar
se vuelve isla: añoro el fúlgido
oleaje del ancho mar bajo tu ropa.
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¤@Áûµi¦]¦×Å骺¥Õ
¦¨¬°¤@®y®q¡G§Ú·Q©À
§A¦çªA¸Ìªi¥ú¸U³¼ªº®ü
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¡@
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Silenciosa leche de soja: día a día
de mi cuenco a mi cuerpo
fluye música en blanco.
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ÀRÀqªº¨§¼ß¡G¤é´_¤@¤é
±q§Úªº¸J¬y¨ì§ÚªºÅ餺ªº
ªÅ¥Õªºµ¼Ö
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*
Chanclas que surcan las cuatro estaciones: ¿viste¡X
la pizarra hollada, el polvo, el verso libre
escrito por mis pies?
¡@
²D¾c¨«¥|©u¡G§A¬Ý¨ì¡X¡X
½ñ¹L¶ÂªO¡B¦Ç¹Ð¡A§Úªº¨â°¦¸}
¼gªº¦Û¥Ñ¸Ö¶Ü¡H
¡@
¡@
*
Soy un ser humano.
Soy un encendedor desechable
en el centro de un mundo tenebroso.
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Me gusta la bolsa de la compra que has dejado:
guardo en ella el haiku nuevo, tarta de limón,
las montañas tras la lluvia.
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La historia del matrimonio: un armario de soledad más
un armario de soledad igual a
un armario de soledad.
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Torneo de chirridos:
la vieja cigarra de 0 años enseña a la cigarra niña de 0 años
a cantar «cumpleaños feliz».
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Efugio: deja que me oculte dentro de ti,
como el agua en el agua, a la vista de todos,
sin que nadie nos vea.
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La camarera recoge y limpia la mesa con gracia.
Ignora cuán difícil será quitar de sus radiantes
hombros tu mirada grasienta.
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¿Amor o lamento?
Yo digo amor, tú dices ay; digo
ay, ay, ay, dices amor, tristeza, lamento.
Nota: Juego homofónico: los sinogramas
·R¡]ài¡^¡¥amor¡¦,
ü¡]āi¡^¡¥ay¡¦
y «s¡]āi¡^¡¥tristeza¡¦
en chino mandarín coinciden en la sílaba, aunque sóloü
y «s
lo hacen también en el tono.
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Ah, humano, ven y
fotografía tu existencia:
confinación.
Nota:
Verso visual de un único sinograma. Apréciese la naturaleza pictográfica de
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¡¥confinación¡¦:
una persona (¤H)
dentro de un cuadrado, entre cuatro paredes, esto es, confinada.
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Con el fortísimo seísmo matinal los zarcillos de perlas
de mamá desaparecieron del tocador. Por la tarde hubo otro
seísmo fortísimo y los zarcillos de perlas de mamá reaparecieron.
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Metáforas distorsionadas, ética
falta de ética: amor
de bondadosa poesía.
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¡]1993 / 2012 / 2015¡^¡÷INDICE
Rachid Lamarti
Poeta, lingüista,
doctor en Filología Hispánica, de Badalona. Profesor en el Departamento de
Lengua y Literatura Españolas de la Universidad de Tamkang,
en Taiwán.
Autor de los poemarios
Hacia Kunlun
(2013) y Poemario del agua
(2017), y del libro de cuentos
Té de tucán
(2019).
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Yu-Chin Li¡]§õ§ÀA¡^
Lingüista, traductora,
intérprete, educadora, doctora en Traducción y Ciencias del Lenguaje por la
Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Profesora en el Departamento de Enseñanza de Chino como Lengua Extranjera de la
Universidad Chung Yuan, en Taiwán.
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